martes, 22 de abril de 2008

Historia de San Jorge


Jorge de Capadocia es el nombre de un soldado romano de Capadocia (en la actual Turquía), mártir y más tarde santo cristiano. Su existencia no es demostrable, pero se le atribuye haber vivido entre el 275 ó 280 y el 23 de abril de 303). Es considerado un pariente de santa Nina.
Su popularidad en la
Edad Media le ha llevado a ser uno de los santos más venerados en las diferentes creencias cristianas e incluso —en un fenómeno de sincretismo— en el mundo musulmán.




La leyenda de Jorge de Capadocia
Se cree que la leyenda de Jorge se originó en el siglo IV: habría nacido en una familia cristiana de finales del siglo III. Geroncio, su padre, originario de Capadocia, servía como oficial en el ejército romano. Su madre Policromía volvió a su ciudad natal con su joven hijo tras enviudar, Lydda (luego Diospolis, actualmente Lod, en Israel). Aun así fue capaz de darle una buena educación a su hijo.
El joven al parecer siguió los pasos de su padre y se unió al ejército poco después de llegar a la mayoría de edad. Debido a su
carisma subió pronto de grado, llegando antes de los 30 a ser tribuno y comes. Hacia esa época ya se le había destinado en Nicomedia como miembro de la guardia personal del emperador romano Diocleciano (quien reinó entre el 284 y el 305).
En
303, Diocleciano emitió un edicto autorizando la persecución sistemática de los cristianos a lo largo y ancho del imperio. Su césar Galerio fue el responsable de la decisión y continuaría la persecución durante su propio reinado (del 305 al 311).
Parece ser que Jorge recibió órdenes de participar en la persecución, pero que prefirió dar a conocer su condición de
cristiano y criticar la decisión del emperador. Un airado Diocleciano reaccionó ordenando la tortura y ejecución del traidor.
Tras diversas torturas, Jorge fue decapitado frente a las murallas de Nicomedia el
23 de abril del 303. Los testigos de sus sufrimientos convencieron a la emperatriz Alejandra y a una anónima sacerdotisa pagana a convertirse al cristianismo, que pasarían a unirse a Jorge en el martirio. Su cuerpo fue devuelto a Lydda para ser enterrado.



Veneración como mártir
La historia anterior es, en el mejor de los casos, dudosa. Sin embargo, su veneración como mártir comenzó relativamente pronto. Se tienen noticias a través de relatos de peregrinos de una iglesia construida en Diospolis (la antigua Lydda) en su honor durante el reinado de Constantino I, que se convirtió en el centro del culto oriental a Jorge.
Hacia los años
518-530, el archidiácono y bibliotecario Teodosio relata que Diospolis era el centro del culto de Jorge. Un peregrino anónimo de Piacenza menciona lo mismo hacia el 570.
La iglesia fue destruida en
1010 y más tarde reconstruida por los cruzados. En 1191 y durante la Tercera Cruzada (1189-1192), la iglesia fue destruida de nuevo por las fuerzas de Saladino. Una nueva iglesia fue erigida en 1872 y aún se mantiene en pie.
Durante el
siglo IV, la veneración al santo se extendió desde Palestina al resto del Imperio Romano de Oriente. En el siglo V su popularidad llegó a la parte occidental del imperio.
Canonización
En 494 Jorge de Capadocia fue canonizado por el papa Gelasio I, mas lo incluyó junto con «...aquellos cuyos nombres son justamente reverenciados, pero cuyos actos sólo son conocidos por Dios».
Esta afirmación no evitaría la creación de diversas historias
apócrifas sobre su vida, varias de ellas llenas de milagros. De acuerdo con la Enciclopedia Católica, el texto más antiguo preservado sobre la vida del santo se encuentra en el Acta Sanctorum, identificado por estudiosos como un palimpsesto del siglo V, «lleno de extravagancias y maravillas más allá de cualquier credibilidad».
Hacia finales del
siglo VI, el abad irlandés Adomnanus de la abadía de la isla de Iona relata algunas de las leyendas orientales de Jorge recogidas por el obispo galo Arkulf en su peregrinaje a Tierra Santa en el año 680.
En los comienzos del
Islam, el santo cristiano se unió —a través del sincretismo religioso y cultural— con el profeta judío Elías, el predicador judío samaritano Pineas y el santo islámico al-Hadr ('el verde', del árabe hadir) para formar una figura religiosa que era y todavía es venerada en las tres grandes religiones monoteístas.
El nombre de [al-Hadr] es más corrientemente transcrito como [al-Khidr] o [al-Khadir], mientras para el habla hispana sería más correcto [al-Jadir] o [al-Jidr].
La historia de [al-Jidr] con el [profeta Moisés] en el [Sagrado Corán] [árabe: al-Qur'an al-Karim] donde se le llama [Musa] se encuentra en la azora 18, [Surat al-Kahf]. Es una historia característica para las realidades místicas y gnósticas del [sufismo], la ciencia esotérica del Islam.




La leyenda del dragón
En el siglo IX aparece otra popular historia: San Jorge a caballo como vencedor de un dragón. Esta historia, que es parte de la La leyenda dorada, también es conocida como «San Jorge y el dragón», y es el probable origen de todos los cuentos de hadas sobre princesas y dragones en Occidente.
Debe tenerse en cuenta que la leyenda se relata en diversas partes de
Europa y Asia Menor como propia (e incluso en el Japón, donde se puede equiparar a Jorge con el dios del trueno Susano-oh, a la princesa con la doncella Kushinada y al dragón con Yamata-no-Orochi), así que los detalles varían según la tradición local.
Comienza con un dragón que hace un nido en la fuente que provee de agua a una ciudad. Como consecuencia, los ciudadanos debían apartar diariamente el dragón de la fuente para conseguir agua. Así que ofrecían diariamente un sacrificio humano que se decidía al azar entre los habitantes. Un día resultó seleccionada la princesa local.
En algunas historias aparece el rey, su padre, pidiendo por la vida de su hija, pero sin éxito. Cuando estaba a punto de ser devorada por el dragón, aparece Jorge en uno de sus viajes (a menudo a
caballo), se enfrenta con el dragón, lo mata y salva a la princesa. Los agradecidos ciudadanos abandonan el paganismo y abrazan el cristianismo.
La historia, antiguamente considerada verdadera, ha sido abandonada progresivamente. Por otra parte, pocos dudan de que contiene un rico simbolismo religioso, para el que se han propuesto diversas interpretaciones.
Una antigua interpretación cristiana del mito: Jorge sería el creyente, el caballo blanco la Iglesia y el dragón representaría el
paganismo, la idolatría, la tentación y Satanás.
Algunos historiadores laicos consideran que la historia tiene raíces más antiguas que las cristianas. En
Capadocia, como una de las primeras regiones en adoptar al santo, puede que haya habido una integración de elementos paganos. Un candidato a predecesor de Jorge de Capadocia es el dios Sabacio, padre celestial de los frigios, conocido como Sabazius por los romanos. Evidentemente su imagen a caballo arrollando a una serpiente es el origen de la popular imagen de San Jorge sobre un caballo blanco.
Por otra parte, la historia de Jorge y el dragón tiene muchos elementos comunes con el antiguo mito griego de la princesa
etiope Andrómeda y su salvador y posterior esposo Perseo, vencedor de la gorgona Medusa. En ambos casos hay un dragón / gorgona con su decapitación, una princesa y una recompensa, en un caso el matrimonio, en el otro la conversión de la ciudad. Algunas de las leyendas sobre Jorge y el dragón sitúan la acción en Libia (antiguamente, toda África del norte al oeste de Egipto), es decir, la acción en ambos casos se sitúa en distantes reinos «mágicos».
Finalmente, el origen podría estar en una manifestación alternativa de
Miguel Arcángel, que está al frente de las huestes celestiales


En tiempos modernos
En 1969, el papa Pablo VI eliminó a San Jorge del santoral de la Iglesia Católica, aunque no totalmente, ya que lo mantuvo a nivel facultativo (opcional). De todas formas, la devoción popular no ha decaído.
En la
Iglesia Ortodoxa todavía es venerado como un Santo Mayor.
En
1930 se trasladó al 23 de abril la Fiesta del Libro Español, que llevaba celebrándose en Barcelona desde 1926. La idea inicial de Vicent Clavel Andrés, escritor y editor valenciano, fue aceptada por Miguel Primo de Rivera y el 6 de febrero de 1926 Alfonso XIII de España firmó el Real Decreto.
El hecho de que
Miguel de Cervantes (según el calendario gregoriano) y William Shakespeare (según el calendario juliano) murieran el 23 de abril (también Inca Garcilaso de la Vega y Josep Pla), unido a la ya tradicional Feria del Libro (en España), ha llevado a la UNESCO a declarar el día 23 de abril como Día Internacional del Libro y de los Derechos de Autor.